top of page
  • Negro del icono de Instagram

MARTES SANTO

  • Foto del escritor: @pjsfxela
    @pjsfxela
  • 7 abr 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 8 abr 2020

Guía para prepararnos al Misterio Pascual en familia.


Materiales:

  • Biblia

  • Puño de monedas

  • Un objeto por miembro, del que no pueden desprenderse

Actividad: Asignar a un miembro distinto para realizar cada lectura.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Primera lectura


Lectura del libro de Isaías (49,1-6): Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:

- «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».

Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor,el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolvise a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:

- «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra». Palabra de Dios

Salmo


Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17 R/. Mi boca contará tu salvación, Señor A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R. Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R. Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.


Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Juan (13, 21-33.36-38): En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:

- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que vas hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me busca¬réis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Actividad: Colocar en el centro un puño de monedas y un objeto de cada miembro de la familia del cual les cuesta desprenderse (ej. Celular, audífonos, computadora, router, videojuegos, alcohol, cigarros, etc.). Designar a un lector para hacer la meditación.


Meditación


En el evangelio del día de hoy, observamos dos grandes sucesos que representan a la humanidad.

El primero es la traición de Judas. Judas Iscariote era el apóstol encargado de llevar las finanzas de la comunidad que formaba Jesús y los doce. Él tenía una gran ambición con el poder, con las riquezas y eso le nublaba el juicio; justo como lo veíamos el día de ayer cuando María le unge a Jesús los pies con un perfume de nardo, pues fue Judas el primero en responder, a este acto de amor desinteresado, con las siguientes palabras: “Ese perfume se podría haber vendido en trescientos denarios para ayudar a los pobres”. Es decir, lo primero que él pensó fue en el valor económico del perfume y no en la riqueza espiritual que Jesús les permitió en ese momento. Puesto que Judas no pudo ver más allá, terminó entregando a Jesús como si fuera un objeto con un simple valor económico.


¿Cuántas veces Dios permite que nosotros pasemos por dificultades, para hacernos crecer en la fe, para hacernos crecer en la oración? Pero en la mayor parte de veces, nosotros nos dejamos nublar por el miedo y por la angustia, justo como está pasando actualmente con la pandemia del Covid-19. Nos hemos llenado de pánico por todas las personas que están muriendo, por la crisis económica que se está dando y nos hemos olvidado de la grandeza de Dios.


El segundo suceso es la actitud de Pedro. Pedro era uno de los apóstoles más buenos. Creía en Dios y le amaba, pero no lo suficiente. Pues, en el momento que Jesús les dijo que uno de ellos lo iba a entregar, Pedro le susurró a Juan que le preguntara ¿quién lo iba a hacer?


Aquí surge una pregunta interesante y es ¿por qué Pedro no le preguntó directamente a Jesús y se lo pidió, específicamente, a Juan? Primero, debemos entender que Juan era el que estaba más cerca de Jesús, pues estaba recostado a su lado en la mesa y por ser un tema delicado, Pedro no lo iba a decir en voz alta, obviamente; tenía que ser alguien cercano.


Pero, ¿por qué, precisamente, Juan? ¿por qué no fue el discípulo que estaba al otro lado? Si volvemos a leer el texto bíblico, nos damos cuenta que se refiere a Juan como “el discípulo amado”. Pedro tuvo que haber pesado en Juan para preguntarle a Jesús, porque sabía que Jesús lo amaba y por ende, le tenía confianza, entonces Jesús seguramente se lo iba a decir a él.


Pero, si Jesús amaba a todos sus apóstoles ¿por qué Pedro no se paró y le preguntó al oído a Jesús? Seguramente, fue porque Pedro no estaba seguro completamente de su fe y del amor que Jesús le tenía. Pues si le confío su iglesia, ¿por qué no le iba a confiar un secreto?


Aquí vemos la debilidad del hombre, y también lo vemos cuando Jesús le dice a Pedro que lo negará, y él rechaza esa idea, aún sabiendo que Jesús lo sabe todo. Y es por eso que muchas veces nosotros somos como Pedro, decimos creer en Cristo y seguirle, pero nuestro actos no demuestran nuestras creencias. Nuestra fe no se hace viva. Y eso se debe a que no nos decidimos por completo por el Señor y que no perseveramos en nuestra fe.


Estando a unos días de la pasión de Cristo, se nos hace una invitación a reflexionar sobre el tipo de fe que estamos teniendo. Para que fortalezcamos esa unión con el Padre, para que nos dejemos amar por él y con esa confianza, le acompañemos hasta la resurrección.

Palabra del Señor

Actividad: Designar a un lector que dirija la oración de fieles y pedirle a cada miembro que incluya una petición personal, para desprenderse de eso que le impide entregarse a Dios por completo. Realizar esta oración tomados de las manos.

Oración de los Fieles

Tanto amó Dios al mundo que entregó su único Hijo para salvarnos y darnos vida con su muerte y resurrección. Roguemos a Jesús por todos los que sufren y digámosle: R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo. - Por los eternos perdedores en sus luchas personales contra las fuerzas del mal, para que confíen en Cristo, cuya gracia es más poderosa que el pecado y que la muerte, roguemos al Señor. R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo. - Por los que viven solos, alejados, o encerrados en sí mismos, para que acepten la compañía de Cristo, y, por medio de él se abran a otros, roguemos al Señor. R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo. - Por los miembros de esta nuestra familia, para que como Jesús, nuestro Salvador, seamos pobres, serviciales y abiertos y sensibles a todas las necesidades, roguemos al Señor.

R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.


- Por (intención)… R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo. - Por (intención)… R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo. - Por (intención)… R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

Señor Jesucristo, tu cruz sigue siendo para nosotros un misterio, como todos los dolores y necesidades que nos laceran. Sin embargo, confiamos en tu palabra y ejemplo de que ése es un camino de alegría y libertad. Transforma nuestras cruces, y hazlas portadoras de vida y felicidad, ahora y por los siglos de los siglos.


En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Si quieres descargar el documento:

 




Sofía Cifuentes Coutiño

Sofía es coordinadora de Pastoral Juvenil en la parroquia Sagrada Familia, es editora y cocreadora de este blog.

Comments


Pastoral Juvenil S.F.

  • Facebook
  • Instagram - Círculo Blanco
  • Spotify

Pastoral Juvenil S.F.

Thanks for submitting!

bottom of page