La Resurrección es una verdad fundamental del cristianismo
- @pjsfxela
- 12 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 11 jun 2020
Domingo de Resurrección
La Resurrección
La Resurrección es una verdad fundamental del cristianismo. Cristo verdaderamente resucitó por el poder de Dios. No se trata de un fantasma, ni una mera fuerza de energía, ni de un cuerpo revivido como el de Lázaro que volvió a morir. La presencia de Jesús resucitado no se trata de alucinaciones por parte de los Apóstoles.
Cuando decimos "Cristo vive" no estamos usando una manera de hablar, como piensan algunos, para decir que vive solo en nuestro recuerdo. La cruz, muerte y resurrección de Cristo son hechos históricos que sacudieron el mundo de su época y transformaron la historia de todos los siglos. Cristo vive para siempre con el mismo cuerpo con que murió, pero este ha sido transformado y glorificado (Cf. Cor.15:20, 35-45) de manera que goza de un nuevo orden de vida como jamás vivió un ser humano.
¿Dudas sobre la Resurrección?
Entre uno de los rasgos característicos de la figura de Jesucristo, que contrasta tremendamente con su condición divina, fue la humillación extrema que sufrió en la hora de su muerte. Una paradoja absoluta. El que ha manifestado ser el propio Hijo de Dios, aquel que reunía a las multitudes y arrastraba tras sí a los discípulos, muere solo, abandonado e incluso negado y traicionado por los suyos.
También este rasgo es único: es el único Dios humillado de la historia. Además, va a la muerte como al núcleo principal de su misión. Y el Evangelio ve en la cruz el lugar en que resplandece la gloria del amor divino.
Los evangelios narran, por otra parte, las dificultades que experimentó, incluso con sus propios discípulos, para lograr que sus contemporáneos aceptaran la idea de un mesianismo espiritual cuya realización pasaría, no por un triunfo político, sino por un abismo de sufrimiento, como preludio al surgir de un mundo nuevo, el de la Resurrección.
Y la descripción de la figura de Cristo en los evangelios concluye con otro rasgo singular: el testimonio de su resurrección de entre los muertos. No hay ningún otro hombre del que se haya afirmado seriamente algo semejante.
La muerte de Jesucristo y la causa de su condena, son dos hechos materialmente inscritos en la historia, y que, como después veremos, nadie ya se atreve a negar: Jesucristo fue históricamente crucificado bajo Poncio Pilato a causa de su reivindicación divina.
El hecho de su resurrección, sin embargo, sí es negado por algunas personas, que afirman que no se trata de algo empíricamente comprobable, y que por tanto sus apariciones después de muerto tendrían que deberse a una ilusión óptica, una sugestión o algún tipo de alucinación, producida sin duda por su deseo de que resucitara.
Sin embargo, el testimonio de la Resurrección dado por los apóstoles y por los primeros discípulos satisface plenamente las exigencias del método científico. Es de destacar, sobre todo, el asombroso comportamiento de los discípulos al comprobar la realidad de la noticia por las múltiples apariciones de Jesucristo.
Si esas apariciones no fueran reales, no se explicaría que esos hombres que habían sido cobardes y habían huido asustados ante el prendimiento de su maestro, a los pocos días estén proclamando su Resurrección, sin miedo a ser perseguidos, encarcelados y finalmente ejecutados, afirmando repetidamente que no pueden dejar de decir lo que han visto y oído: el milagro portentoso de la Resurrección, del que habían sido testigos por aquellas apariciones, y que había transformado sus vidas.
La historicidad es de tal índole que la única explicación plausible del origen y del éxito de esa afirmación es que se trate de un acontecimiento real e histórico.
Por otra parte, el testimonio de los evangelios sobre la resurrección de Jesucristo es masivo y universal: todo el conjunto del Nuevo Testamento sería impensable y contradictorio si el portador y el objeto de su mensaje hubiese terminado simplemente con el fracaso de su muerte infamante en una cruz.
Jesús Volverá
Con la segunda venida de Jesucristo se instalará definitivamente el Reino de Dios y será vencido para siempre el poder del mal y del demonio.
No sabemos el tiempo de la segunda venida de Jesucristo; Dios no ha querido revelarlo. Quiere que estemos siempre bien preparados para ese encuentro con él.
Con el retorno del Señor Jesús están relacionados: el fin del mundo presente, la resurrección de los cuerpos y el juicio universal. Jesucristo será el justo Juez que dará a cada uno según sus obras.
¿Volverá el Señor a aparecer visiblemente en la tierra?
Sí, el Señor Jesús volverá a aparecer visiblemente en la tierra al fin del mundo, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos.
¿Sabemos cuándo será el fin del mundo?
No sabemos cuándo será el fin del mundo; en consecuencia, siempre debemos estar preparados.
¿Qué entendemos al decir que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos?
Al decir que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos entendemos que el Señor Jesús al fin del mundo juzgará a todos los hombres y dará a cada uno el premio o castigo que hubiere merecido.
Tiempo de Pascua

El tiempo pascual comprende cincuenta días (en griego = "pentecostés", vividos y celebrados como un solo día: "los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo" (Normas Universales del Año Litúrgico, n 22).
El tiempo pascual es el más fuerte de todo el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas, hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado de la muerte a la vida, a su existencia definitiva y gloriosa. Es la pascua también de la Iglesia, su Cuerpo, que es introducida en la Vida Nueva de su Señor por medio del Espíritu que Cristo le dio el día del primer Pentecostés. El origen de esta cincuentena se remonta a los orígenes del Año litúrgico.

Rony Paz
Rony, es un joven activo en la Iglesia a través de su participaciòn en la coordinación de Pastoral Juvenil en la Parroquia Sagrada Familia.
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